Tras los continuos, y tal vez necesarios cambios introducidos en nuestro idioma, sobre todo en lo referente a la ortografía, por los señores Académicos de la Lengua (R.A.E.) muchos pensamos que tal vez la pervivencia de la H corra peligro.
Al ritmo que van las cosas
de cambios en nuestro léxico
no debería extrañarnos
que eminentes académicos
estén trabajando fuerte,
estrujándose los sesos
por mejorar nuestra lengua;
y en sus problemas concretos
hay que quitarla de en medio.
Porque claro, se comenta
que si es un fonema muerto,
mudo y que no expresa nada
sólo hace... que nos liemos.
Pero enseguida notamos
que de ella bien dependemos
para expresar con limpieza
muchos sustantivos, verbos,
adjetivos, conjunciones,
preposiciones y adverbios.
Observemos de corrido
según tengan o no tengan
ese grafismo concreto;
verás ayas en las casas
que cuidan a los pequeños
mientras que si llevan h
forman tupidos hayedos.
Podrás escribir ablando
sin esa h en su comienzo
cuando quieres macerar
o ablandar algo concreto,
pero si es del verbo hablar
Cuando lías un paquete
puedes decir: yo ato esto,
sin esa letrita muda
que sobra en ese momento,
pero con h ese hato
es de ovejas o corderos.
Los unos, sin esa letra
son números: los primeros,
pero con la h delante
son bárbaros extranjeros
muchas zonas destruyeron.
Errar sin h es fallar,
es cometer un defecto;
con ella ya es otra cosa
y el herrador no hará yerros
al herrar caballerías:
burros, caballos o pencos.
Aremos la viña ahora
refiriéndose al arar,
sin h, y con buen tempero;
con ella y la tierra seca...
muy mala labor haremos.
En las labores de hilado
yo uso, sin h , y manejo
el huso, siempre con ella,
Hay que utilizar las letras
con cuidado y mucho tiento;
esto nos decía a menudo
un estimado maestro
haciendo hincapié en la h
poniendo hasta como ejemplo:
con h es preposición,
pero sin ella es...un cuerno.
A. Sáez Hidalgo
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