Solamente es un deporte;
pero de verdad engancha,
sobre todo si es La Roja
la que se mete en batallas,
porque nuestra selección,
echándole fuerza y garra
ha conseguido unas metas
tan bonitas y tan altas,
que resultará difícil
igualar o superarlas.
Gocemos con lo de ahora,
apuremos esta racha,
mas con los pies en el suelo
por si llega la desgracia,
que es lógico que nos llegue
y se acabe la bonanza.
Hasta los que en lo del fútbol
de sus resultados pasan,
se sienten emocionados
cuando quien juega es España,
y se olvidan de la crisis,
de políticos que engañan
de los recortes e impuestos,
los problemas de la banca,
ahora hasta en la misma sopa,
y más si el asunto es Bankia,
aunque esto de los banqueros
podremos llamarlo... estafa.
Estos males, sin embargo,
se olvidarán si en la cancha
nuestro equipo es superior
al equipo de Alemania,
como pasó en 2008,
allá por tierras austriacas,
o en la lejana Sudáfrica
en 2010 frente a Holanda,
y ahora por vez tercera
en esta Final de Ucrania,
venciendo de forma nítida
el 1 de julio a Italia,
y de nuevo el campeonato
por tercera vez se alcanza.
¡Tantas victorias seguidas,
es difícil de igualarlas!
¡Viva Vicente del Bosque
y toda la roja escuadra!
Y estos hitos marcan mucho
en la futbolera patria,
madurando y germinando
de una manera muy sana
en un fervor patriótico
que por doquier se derrama.
¡Nunca hubo tanta bandera
ondeando en nuestras casas!
Vemos como ahora flamean
en ventanas y fachadas,
en autobuses y coches
recordando a los que pasan
que nuestro país está inmerso
siempre esperando exitosas,
dignas de loor y alabanza.
No faltará, sin embargo,
comunidad o comarca
donde no sienten muy bien
estos éxitos de España;
porque allí prima la idea
que la patria hay que mamarla
y ellos fueron destetados
con distintas enseñanzas
donde la Historia, su historia,
en muchos aspectos cambia.
Y no se pondrá bandera
en sus calles o sus plazas,
al menos la que a nosotros
nos emociona y embarga,
aunque puede que sí ondeen
otras por distintas causas.
No vivirán el jolgorio
que promueve la algazara
de triunfos, que para ellos,
serán agua de borrajas;
pues para nosotros... risas
y para ellos...“ ajo y agua”
Aunque jugadores de ellas,
de esas zonas de la Patria
donde hay esas discrepancias
jamás esconden la cara
cuando defienden La Roja
dejándose cuerpo y alma.
El entrenador del Bosque
con su mano experta y sabia
de clase, solera y garra,
donde nuestros jugadores,
de cualquier región de España,
luchan como unos jabatos,
se olvidan de zarandajas,
de rencillas partidistas,
y en gran armonía marchan.
Funcionan como una orquesta
perfectamente afinada,
o una coral con sus voces
de prodigiosas gargantas.
Y lograda esta armonía
La Copa está asegurada.
Por ÁNGEL SÁEZ
Madrid, 1 de julio 2012.
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