La trilla
Los que somos de tierras de labor y ya tenemos “una
edad”, recordamos el trabajo de la
trilla como una función esencial en la época estival, referida a la recolección
de la cosecha. Aún no había llegado la mecanización a nuestros campos de secano
y ese trabajo, que actualmente realiza una máquina cosechadora en pocos días,
entonces representaba una agotadora labor de muchas jornadas que comenzaba con
la siega, seguida del acarreo hasta las eras, para la posterior trilla de la mies.
La trilla era un trabajo pesado; no requería esfuerzo físico
considerable, pero por su monotonía y exposición a los rayos solares resultaba cansino a tope, aunque a los niños
solía gustarles. Bajo un sol de justicia las bestias tiraban de los trillos,
esas plataformas con sus bases cortantes que iban deshaciendo la mies que
estaba tendida en la parva.
“Calor requiere la
trilla”
era una expresión usada
en los ardientes
veranos
sobre esa labor
ingrata
que se hacía en
nuestras eras,
parcelas utilizadas
para, bajo un sol
ardiente
pudiesen ser
trituradas
las mieses que habían
segado
las hoces bien
afiladas
de sufridos segadores
tras agobiantes jornadas.
El sol calienta lo
suyo,
todo su rigor derrama
sobre trillador y
bestias
que tal sacrificio
aguantan;
se puede decir, sin duda,
que más que
calienta...abrasa
a los que en los
trillos dan
vueltas y vueltas sin
pausa
según el ritmo que
marquen
burros, mulas, bueyes,
vacas...
que arrastran los
trillos dóciles
girando sin esperanza
entre montones de
hacinas
con las diferentes
marchas
según sea el animal
que aquellos trillos
arrastran:
dando vueltas y más
vueltas
plenos de animal
desgana.
Porque el animal, yo
creo,
no pensará si la parva
es más grande o más
pequeña,
si está poco o más
trillada,
aunque el trillador de
turno
sí sufrirá esa galbana
que amodorra las
cabezas,
los cuerpos y...hasta
las almas,
mientras se van
desgranando
esas espigas doradas
del rubio y crujiente
trigo,
del centeno o la
cebada,
que una vez sin paja,
limpias,
será la justa ganancia
que el austero
agricultor
podrá llevar a su
casa.
Verano
2012
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