viernes, 19 de octubre de 2012

EL CINE EN MI PUEBLO (ÁNGEL SÁEZ)



Hace pocas fechas volví a ver en Televisión le encantadora película “Cinema Paradiso” y metido en los avatares de la película con su enternecedor mensaje,  la imaginación se escapó, como en un escorzo atlético, a épocas lejanas de mi pubertad o primera juventud, recordando como era el cine en nuestro pequeño pueblo allá por los años 50- 60 ¡Ha llovido  ya desde entonces!
Lo primero que debo decir es que allí no teníamos salón para las proyecciones,  y cuando, de vez en cuando, llegaba al pueblo alguna compañía de cómicos, que a la vez llevaban proyector de películas, normalmente mudas y  a las que ellos mismos ponían las voces, la función se realizaba en el lugar destinado para salón del baile, y  a donde había que acudir, cada uno  con su silla, aunque a veces alguno se libraba de llevarla si él  invitaba a alguna amiga o novia, que en compensación llevaba  asiento para los dos.

Después ya existió un salón fijo donde proyectar las películas, con bancos corridos sin respaldo, pero donde no era preciso llevar ningún otro  asiento, salvo que quisieras otra cosa más cómoda. Era lo que en el pueblo conocíamos como el Salón de Acción Católica. Allí quien  partía el bacalao era Faustino, que se embarcó en esa aventura de “peliculero” agenciándose su proyector, contratando las películas que se anunciaban los domingos a la salida de misa, para ser pasadas por la tarde, cobrando lo estipulado por la entrada y  siendo el que manejaba la máquina proyectora. Como puede verse un hombre todoterreno.
Tú le veías cambiar los rollos de la película, que llegaban en unas cajas circulares metálicas, colocarla en el proyector y...adelante. Era emocionante ver esas cajas que contenían tantas y tantas ilusiones; nos interesaba mucho  cuantos rollos tenía la cinta, porque a más cantidad, más rato de cine que nos metíamos para el cuerpo. La mayor parte de las películas eran españolas, muy propias de la época, históricas, aventuras de bandoleros, dramas, y  que allí gustaban muchísimo: “Locura de Amor”, “Alba de América”, “Los últimos de Filipinas”, “Balarrasa”... ¡Cómo nos emocionábamos con  las actuaciones de Jorge Mistral, Alfredo Mayo, Eduardo Fajardo, Aurora Bautista, Fernando Fernán Gómez, Paquita Rico... ¡  La mayoría de las películas pertenecían a la Distribuidora CIFESA, realizadas con el fin de exaltar el patriotismo de aquellos tiempos, “ Sin novedad en el Alcázar” “El santuario no se rinde”... aunque ya pudimos ver alguna de más calidad como “Calle Mayor”  o “La muerte de un ciclista”, con una gran interpretación de Alberto Closas y Lucía Bose.

Cuando la película tenía más de dos cajas, podía haber algún despiste en su colocación y pasaban cosas raras, como que los americanos se hubiesen cargado a Toro Sentado y en la siguiente parte saliese el jefe indio con sus plumas a caballo dirigiendo un ataque contra El 7º de Caballería. En honor de la verdad, esto pasaba pocas veces y enseguida el maquinista proyector  se daba cuenta y se arreglaba el asunto, aún a riesgo de ver alguna parte dos veces.

 Recuerdo una tarde-noche en  que se proyectaba  la película “Alba de América” y por eso de los tres rollos, colocó Faustino el tercero erróneamente y después del FIN tuvo que poner el segundo y algunos no se imaginaban que después de dejar a Colón moribundo, le volviésemos  a ver pletórico dirigiendo la expedición, ante lo que el señor Arsenio, el herrador, dijo con suficiencia:
-Es que Cristóbal Colón realizó varios viajes. ¡Ya está!

Después ya tuvimos Salón de Cine, con butacas fijas, de madera y  bastantes  rústicas, pero butacas al fin y al cabo, además de gallinero con bancos corridos y cabina de proyección. Con nuevas distribuidoras y películas que nos llegaban del exterior, empezamos a conocer nuevos géneros: bélicos, Oeste, policiacos y nuevas caras como Gary Cooper, magnífico en “Solo ante el peligro” en la que participaba Grace Kelly, futura Princesa de Mónaco,  las magníficas  Ava Gardner, Ingrid Bergman, Liz Taylor... El cine italiano también tuvo su lugar y en sus películas nos entusiasmaron las famosas Sofía Loren, impresionante,  Gina Lollobrigida, (“Pan, amor y fantasía”) Silvana Mangano (“Arroz amargo” y “Anna” con aquello de... ya viene el negro zumbón...)  y  entre ellos, Vittorio de Sica, Marcello Mastroniani...
En fin, que comenzamos a sentirnos unidos a esos famosos intérpretes  como Charlton Heston, Gregory Peck,  Clark Gable, Rock Hudson...

            Éste fue  el cine de Pío  con su esposa Amancia, también  por allí haciendo labores de taquillera, acomodadora, limpiadora... Si bien era poco lujoso, molaba como se dice ahora, y por ello , su recuerdo pervive  con fuerza en mi subconsciente.
Lo malo es que  aquella aventura duró poco, la ilusión fue decreciendo en el mismo modo que se fue acrecentando la emigración hacia otros lugares más prometedores  y el local se cerró  y años más tarde,  con nuevos dueños,  se transformó siendo actualmente unas  viviendas familiares.

Y el cine en Cardeñosa, como sitio de proyección y local para verlo, dejó de existir.



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