Hace
pocas fechas volví a ver en Televisión le encantadora película “Cinema
Paradiso” y metido en los avatares de la película con su enternecedor
mensaje, la imaginación se escapó, como
en un escorzo atlético, a épocas lejanas de mi pubertad o primera juventud,
recordando como era el cine en nuestro pequeño pueblo allá por los años 50- 60
¡Ha llovido ya desde entonces!
Lo
primero que debo decir es que allí no teníamos salón para las
proyecciones, y cuando, de vez en
cuando, llegaba al pueblo alguna compañía de cómicos, que a la vez llevaban
proyector de películas, normalmente mudas y
a las que ellos mismos ponían las voces, la función se realizaba en el
lugar destinado para salón del baile, y
a donde había que acudir, cada uno
con su silla, aunque a veces alguno se libraba de llevarla si él invitaba a alguna amiga o novia, que en
compensación llevaba asiento para los
dos.
Después
ya existió un salón fijo donde proyectar las películas, con bancos corridos sin
respaldo, pero donde no era preciso llevar ningún otro asiento, salvo que quisieras otra cosa más
cómoda. Era lo que en el pueblo conocíamos como el Salón de Acción Católica.
Allí quien partía el bacalao era Faustino, que se embarcó en esa aventura
de “peliculero” agenciándose su proyector, contratando las películas que se
anunciaban los domingos a la salida de misa, para ser pasadas por la tarde,
cobrando lo estipulado por la entrada y
siendo el que manejaba la máquina proyectora. Como puede verse un hombre
todoterreno.
Tú
le veías cambiar los rollos de la película, que llegaban en unas cajas
circulares metálicas, colocarla en el proyector y...adelante. Era emocionante
ver esas cajas que contenían tantas y tantas ilusiones; nos interesaba
mucho cuantos rollos tenía la cinta,
porque a más cantidad, más rato de cine que nos metíamos para el cuerpo. La
mayor parte de las películas eran españolas, muy propias de la época, históricas,
aventuras de bandoleros, dramas, y que
allí gustaban muchísimo: “Locura de Amor”, “Alba de América”, “Los últimos de
Filipinas”, “Balarrasa”... ¡Cómo nos emocionábamos con las actuaciones de Jorge Mistral, Alfredo
Mayo, Eduardo Fajardo, Aurora Bautista, Fernando Fernán Gómez, Paquita Rico...
¡ La mayoría de las películas
pertenecían a la Distribuidora CIFESA, realizadas con el fin de exaltar el
patriotismo de aquellos tiempos, “ Sin novedad en el Alcázar” “El santuario no
se rinde”... aunque ya pudimos ver alguna de más calidad como “Calle
Mayor” o “La muerte de un ciclista”, con
una gran interpretación de Alberto Closas y Lucía Bose.
Cuando
la película tenía más de dos cajas, podía haber algún despiste en su colocación
y pasaban cosas raras, como que los americanos se hubiesen cargado a Toro
Sentado y en la siguiente parte saliese el jefe indio con sus plumas a caballo
dirigiendo un ataque contra El 7º de Caballería. En honor de la verdad, esto
pasaba pocas veces y
enseguida el maquinista proyector se
daba cuenta y se arreglaba el asunto, aún a riesgo de ver alguna parte dos
veces.
Recuerdo una tarde-noche en que se proyectaba la película “Alba de América” y por eso de
los tres rollos, colocó Faustino el
tercero erróneamente y después del FIN tuvo que poner el segundo y algunos no
se imaginaban que después de dejar a Colón moribundo, le volviésemos a ver pletórico dirigiendo la expedición,
ante lo que el señor Arsenio, el herrador, dijo con suficiencia:
-Es que Cristóbal Colón realizó varios viajes. ¡Ya está!
Después
ya tuvimos Salón de Cine, con butacas fijas, de madera y bastantes
rústicas, pero butacas al fin y al cabo, además de gallinero con bancos
corridos y cabina de proyección. Con nuevas distribuidoras y películas que nos
llegaban del exterior, empezamos a conocer nuevos géneros: bélicos, Oeste,
policiacos y nuevas caras como Gary Cooper, magnífico en “Solo ante el peligro”
en la que participaba Grace Kelly, futura Princesa de Mónaco, las magníficas Ava Gardner, Ingrid Bergman, Liz Taylor... El
cine italiano también tuvo su lugar y en sus películas nos entusiasmaron las
famosas Sofía Loren, impresionante, Gina
Lollobrigida, (“Pan, amor y fantasía”) Silvana Mangano (“Arroz amargo” y “Anna”
con aquello de... ya viene el negro zumbón...) y
entre ellos, Vittorio de Sica, Marcello Mastroniani...
En fin, que comenzamos
a sentirnos unidos a esos famosos intérpretes
como Charlton Heston, Gregory Peck,
Clark Gable, Rock Hudson...
Éste
fue el
cine de Pío con su esposa Amancia, también por allí haciendo labores de taquillera,
acomodadora, limpiadora... Si bien era poco lujoso, molaba como se dice ahora,
y por ello , su recuerdo pervive con
fuerza en mi subconsciente.
Lo
malo es que aquella aventura duró poco,
la ilusión fue decreciendo en el mismo modo que se fue acrecentando la
emigración hacia otros lugares más prometedores
y el local se cerró y años más
tarde, con nuevos dueños, se transformó siendo actualmente unas viviendas familiares.
Y
el cine en Cardeñosa, como sitio de proyección y local para verlo, dejó de
existir.
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