Nuestra ermita de Los Cristos,
en una zona elevada
del pueblo de Cardeñosa,
es símbolo de esperanza
para los que hasta ella suben
cargados con sus plegarias.
Nombrarla de esta manera
no es de las más adecuada
porque Cristos sólo hay uno;
la otra imagen venerada
que en este recinto sacro
tienen su casa y posada
es una Virgen yacente
que en una urna acristalada
en piadosa procesión
sale para ser honrada.
Sin ser una Catedral
tiene una bonita estampa;
es mucho más que una ermita,
es una iglesia mediana
rematada en la espadaña,
donde se ubican dispuestas
las tañedoras campanas;
vigila desde su altura
al pueblo que quiere y guarda,
y al que desea que sus vidas
sigan su pausada marcha.
La mayor parte del año
está silente, apagada,
en
una segunda línea,
tras un Calvario, que guarda
como eficiente portero
de su recinto la entrada.
Llegado el 15 de agosto
cuando el pueblo hasta allí sube
para postrarse a las plantas
de nuestra Virgen del Tránsito
y con fe y amor rezarla.
Y el 14 de septiembre
otra vez se le reclama
para en fiesta patronal
proclamar nuestra alabanza
al Cristo de San Marcelo
que a la Virgen acompaña.
Entre estas fiestas, tan próximas,
existe gran semejanza;
una
misma cofradía
que a las dos fiestas abarca,
y que cuida a esas imágenes
que están bien relacionadas:
son unos cuerpos yacentes
en urnas acristaladas
que al salir en procesión
hacen que prenda la llama
de respeto y devoción
y alegría desbordada.
Las procesiones son cortas,
pero entre alegría sana
se da la vuelta al recinto
esas festivas mañanas
dejando a un lado el moral
acompañando a la marcha
para luego proceder
a la peculiar subasta
de unos banzos los lleven
a su perenne morada.
Septiembre
2012
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