Piedra, muerte, ritual
Las Vetones incineraban a sus muertos. Era un ritual céltico cuyo origen se puede encontrar en el corazón de Europa, en la cultura de los Campos de Umas. Los más poderosos guerreros se llevaban a la tumba su ajuar, quemado en una pira, frente a todos, tras estar en un altar de piedra, según los historiadores romanos, esperando a que las aves psicopompas se llevaran sus entresijos a otra vida.
La Necrópolis Esta necrópolis se descubrió en 1930, en lo que era ya la cuarta campaña de excavación en el Castro. Tras varios intentos fallidos en su localización, apareció en un terreno llamado Trasguija. Volvió a ser explorada en 1931. Características Localizada a 240 metros al norte del poblado, sobre una pequeña ladera orientada al este. Consta de cuatro zonas según Juan Cabré y de cinco más una según Guillermo Kurtz, otros autores defienden cuatro zonas y un sector aislado, Como Castro, Martín-Valls o Álvarez-Sanchís. Situadas en declive, alineadas de norte a sur, separadas entre sí por espacios estériles, es decir, sin tumbas. Es de incineración, no habiendo aparecido ninguna inhumación, con sepulturas individuales, agrupadas en torno a estelas de granito que sobresalen al exterior por su extremo superior. El número de sepulturas es de 1613, de las cuales se pueden estudiar 1447, el resto carecen de inventario y no fueron publicadas. Sólo un 15, 5 % de estas (224) tienen ajuar. Las sepulturas constan de la urna cineraria depositada en un hoyo, en el cual se colocaron piedras pequeñas para calzarla y cuya urna aparece tapada con una laja plana recubierta a su vez por otras piedras de menor tamaño, también nos encontramos con urnas que han sido tapadas con otras vasijas dadas la vuelta (platos, cuencos). Sobre estas se echaba tierra vegetal. Cuando las urnas van acompañadas de ajuar, se dan diferentes situaciones, si es ajuar de guerrero, las armas y demás objetos están colocados en torno o encima sin un sistema concreto. Los enseres pequeños, como fíbulas, bolas, fusayolas o pequeños vasitos, suelen acompañar a las cenizas en el interior de las urnas. Parece ser que su estratigrafía indicaba una secuencia cronológica en vertical, además de la horizontal característica de las necrópolis, pero Cabré interpretó las urnas colocadas a diferentes alturas como pertenecientes a una misma sepultura contemporánea. En relación a la necrópolis, en dirección noreste, existen unos lanchales de granito situados entre el castro y la necrópolis, de superficie ancha y llana, sin tierra sobre ellos, sobre los cuales seguramente se realizasen las cremaciones funerarias, a su alrededor se encontraron multitud de huesos calcinados, escorias de bronce o hierro y fragmentos de cerámica. El metal proviene de los ajuares metálicos que acompañarían al cadáver.
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