"Antes miente la madre al hijo que el hielo al granizo."
"Para las cosas grandes y arduas se necesitan combinación sosegada, voluntad decidida, acción vigorosa, cabeza de hielo, corazón de fuego y mano de hierro."
"Para un guerrero de la luz no existe un amor imposible. No se deja intimidar por el silencio, por la indiferencia o por el rechazo. Sabe que, detrás de la mascara de hielo que las personas usan, existe un corazón de fuego."
Romper el hielo significa, precisamente, terminar con esas situaciones tensas iniciando una conversación o diciendo algo que anime a la otra persona a interactuar también con nosotros. Se puede usar un “¿y tú, a que te dedicas?” para romper el hielo, se puede hablar del tiempo para romper el hielo (muy socorrido cuando nos encontramos en el ascensor con un vecino con el que apenas hemos tratado nunca) y los más hábiles en esto de romper el hielo pueden utilizar un chiste como punto de inicio de una conversación. Pero no todo el mundo tiene esa facilidad para romper el hielo, porque la comparación es realmente buena: hay que contar con herramientas para poder romper el hielo y en el símil, esas herramientas serían la creatividad, el ingenio y la ocurrencia de decir algo adecuado.
El Asno y El Hielo
Era invierno, hacía mucho frío y todos los caminos se hallaban helados. El asnito, que estaba cansado, no se encontraba con ánimos para caminar hasta el establo.
-iEa, aquí me quedo! -se dijo, de-jándose caer al suelo. Un aterido y hambriento gorrioncillo fue a posarse cerca de su oreja y le dijo:
-Asno, buen amigo, tenga cuidado; no estás en el camino, sino en un lago helado.
-Déjame, tengo sueño ! Y, con un largo bostezo, se quedó dormido.
Poco a poco, el calor de su cuerpo comenzó a fundir el hielo hasta que, de pronto, se rompió con un gran chasquido.
El asno despertó al caer al agua y empezó a pedir socorro, pero nadie pudo ayudarle, aunque el gorrión bien lo hubiera querido.
La historia del asnito ahogado debería hacer reflexionar a muchos holgazanes. Porque la pereza suele traer estas consecuencias.
-iEa, aquí me quedo! -se dijo, de-jándose caer al suelo. Un aterido y hambriento gorrioncillo fue a posarse cerca de su oreja y le dijo:
-Asno, buen amigo, tenga cuidado; no estás en el camino, sino en un lago helado.
-Déjame, tengo sueño ! Y, con un largo bostezo, se quedó dormido.
Poco a poco, el calor de su cuerpo comenzó a fundir el hielo hasta que, de pronto, se rompió con un gran chasquido.
El asno despertó al caer al agua y empezó a pedir socorro, pero nadie pudo ayudarle, aunque el gorrión bien lo hubiera querido.
La historia del asnito ahogado debería hacer reflexionar a muchos holgazanes. Porque la pereza suele traer estas consecuencias.
Fin
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