viernes, 3 de agosto de 2012

MIERCOLES 8 DE AGOSTO 2012 :CARDEÑOSA-GOTARRENDURA




Pese a su juventud y no obstante su condición de instrumento en manos de los nobles y obispos que le habían proclamado y que se oponían a Enrique IV, don Alfonso XII demostró poseer un carácter enérgico e independiente.
 Un joven de catorce años que de esa manera se expresaba no sería cómodo de manejar y menos aún si llevaba trazas de granjearse la simpatía del pueblo, como parece que estaba sucediendo. Sus condiciones no podían agradar a los nobles, que quizá comprendieron el error de proponerle candidato al trono de Castilla.
El caso es que don Alfonso no tardó en morir, casi repentinamente y, según se dijo, por comer una trucha envenenada en Cardeñosa, a sus catorce años, siete meses y veinte días de edad.No han faltado quienes atribuyen la orden del veneno a la hermana del difunto, la que luego sería reina Isabel I la Catolica.

Siempre se ha dicho que el veneno es cosa de mujeres y según parece en el caso de Isabel la Católica fue algo cierto. Su carrera hacia el poder no estuvo exenta de obstáculos, aunque estos fueron desapareciendo uno tras otro.
Primero fue Pedro Girón, maestro de Calatrava de 43 años con quien la prometieron cuando contaba 16. Ella rogó al cielo para que la boda no se celebrara y en vísperas de las nupcias él murió repentinamente.
El segundo en desaparecer de forma providencial fue el Infante Alfonso, hermano de Isabel convertido en rey en la Farsa de Ávila. Cenó truchas y ya nunca recuperó la salud.
El último fue Enrique IV, rey de Castilla y hermanastro de Isabel que falleció repentinamente. Las dudas sobre su sexualidad (era conocido como “El impotente”) hizo que se pusiera en duda la legitimidad de su hija Juana, hecho que terminó con Isabel como reina de Castilla.
¿Casualidades? Sea como fuere nadie puede negar que tantas y oportunas desapariciones beneficiaron a Isabel en su camino hacia el trono.

   







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