"CAMINO DEL CALVARIO" CARDEÑOSA
El camino de la cruz no es el camino de la muerte, es el camino que recorren todas las primaveras, todos los veranos, otoños e inviernos los pasos nunca cansados de las almas y los cuerpos de Cardeñosa, en Ávila, geografía de piedras y de cruces, pero también de lluvias y carámbanos, también de mies y amapolas, también de chopos verdeantes por el arroyo, también de vientos amansando el camino, de nieves regando las piedras, de nubes espantando los fantasmas, de flores silvestres tan peregrinas como los pasos de caminantes sin reposo que siempre avanzan hacia el infinito de las tres cruces encaramadas en el teso pedroso. Este camino del calvario castellano de Cardeñosa de Ávila no es un camino cualquiera: es mi camino, nuestro camino, el de todos y para todos. En él hay vida y muerte, más vida que muerte porque la muerte, aunque parezca, no es eterna. Este camino material, terroso y pedregoso, es inmaterial, y anda por la vida de cada cual cuando cada cual se estremece en la vida. Cuando uno transita este camino queda transitado y ya no puede desprenderse de él. Aunque sea de piedra, no pesa. ¿No ven cómo las cruces se alzan sobre sí mismas porque su destino es estar siempre alzadas?. ¿No ven cómo no es muerte sino florecimiento de lo eterno?. ¿No ven cómo es austeridad viva castellana, y sin copla, aunque Machado se la hubiese inventado y nosotros, paso a paso, cada primavera, la hubiésemos entonado?
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