Siendo la última la Z
de nuestras letras en lista
que a ella se llega sin prisas,
sin agobios preocupantes
sin acciones llamativas,
porque estando tan atrás
las cuestiones llegan vistas.
Aunque no nos engañemos;
en la Z se adivinan
muchas posibilidades;
es una letra precisa
si queremos calzar zuecos,
zapatos o zapatillas.
Sin ella no habría dureza,
ni esa pureza tan mística;
faltaría la dulzura,
lo que ya bien no se explica
y sin la paz tan soñada
el mundo iría a la deriva.
Llegando la Navidad
la zambomba necesita
ese zagal zamorano,
para cantar entre risas
y acompañar villancicos
en las calles o en la misa,
aunque sea zambo o zurdo
y lleve ropa zurcida.
Tampoco los cazadores
sus piezas alcanzarían
y el pescador sin anzuelo
poca cosa pescaría,
aunque fuese a Mozambique
a Zambia o hasta Suiza,
allí claro, sería en lagos
donde al pescado vería.
en el limbo quedarían
y nadie podría tomarse
un zumo de mandarina,
ni en la Galicia pesquera
la exquisita zamburiña.
Las cocinas sin sus cazos,
y cazuelas a la vista,
sin tazones y sin tazas
puestas en la estantería
sería algo muy diferente,
falto de categoría,
algo como una pecera
sin ningún pez a la vista
tomar la Z enseguida
y atizarle buenas zurras
al hijo que se despista
para que no sea un zángano
sin futuro y sin salida.
Además la Z tiene
mucho tiro en la política,
integrante en apellidos
de notables señorías,
viejos zorros del escaño,
campo de sus zorrerías
de chanchullos y recursos
con labia más que florida.
El primero Zapatero,
que ahora es quien lleva la brida
Z.P. con mucha chispa
también la posee Aznar,
por ahora fuera de liza,
lo mismo que el vasco Arzallus
igualmente en muerta vía.
Y hasta hace poco Zaplana,
valenciano y... ¡cosa fina!
¿en qué signo del zodiaco
estará inmersa su vida?
Aunque ahora ya su futuro
y el presente canaliza
fuera de la cosa pública;
en una empresa privada
donde mostrar su pericia.
Por ÁNGEL SÁEZ
Madrid, septiembre 2007
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