lunes, 30 de abril de 2012

Sobre la letra Z



Siendo la última la Z
de nuestras letras en lista
es fácil de suponer
que a ella se llega sin prisas,
sin agobios preocupantes
sin acciones llamativas,
porque estando tan atrás
las cuestiones llegan  vistas.
Aunque no nos engañemos;
en la Z se adivinan
muchas posibilidades;
es una letra  precisa
si queremos calzar zuecos,
zapatos o zapatillas.
Sin ella no habría dureza,
ni esa pureza tan mística;
faltaría la   dulzura,
lo que ya bien no se explica
y sin la  paz tan soñada
el mundo iría a la deriva.
Llegando la  Navidad
la zambomba necesita
ese zagal zamorano,
para cantar entre risas
y acompañar villancicos
en las calles o en la misa,
aunque sea zambo o zurdo
y lleve ropa zurcida.

Tampoco  los cazadores
sus piezas  alcanzarían
y el pescador sin anzuelo
poca cosa pescaría,
aunque fuese a Mozambique
a Zambia o hasta Suiza,
allí claro, sería en lagos
donde al pescado vería.
El maíz y sus mazorcas
en el limbo quedarían
y nadie podría tomarse
un zumo de mandarina,
ni en la Galicia  pesquera
la exquisita zamburiña.


Las cocinas sin sus cazos,
y cazuelas a la vista,
sin tazones y sin tazas
puestas en la estantería
sería algo muy diferente,
falto  de categoría,
algo como una pecera
sin ningún pez a la vista
Como es  también  necesario
tomar la Z enseguida
y atizarle buenas zurras
al hijo que se despista
para que no sea un zángano
sin futuro y sin salida.

Además la Z tiene
mucho tiro en la política,
integrante en  apellidos
de notables señorías,
viejos zorros del escaño,
campo de sus zorrerías
de  chanchullos y recursos
con labia más que florida.

El primero Zapatero,
que ahora es quien lleva la brida
y al que se suele nombrar
Z.P. con mucha chispa
también la posee  Aznar,
por ahora fuera de liza,
lo mismo que el vasco Arzallus
igualmente en muerta vía.
Y hasta hace poco Zaplana,
valenciano y... ¡cosa fina!
¿en qué signo del  zodiaco
estará inmersa su vida?
Aunque ahora ya su futuro
y  el presente canaliza
fuera de la cosa pública;
se ha dado una zambullida
en una empresa privada
donde mostrar su pericia.

Por ÁNGEL SÁEZ

Madrid, septiembre 2007

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