martes, 7 de junio de 2011

LOS CANTEROS DE CARDEÑOSA 2ºPARTE

En mi familia también ha habido canteros ,uno de mis abuelos trabajó en este oficio ,mi padre también tuvo esta profesión tan difícil , sus canteras se llenaban de material labrado ,esperando que algún contratista viniera a comprar estas piedras ,que tanto esfuerzo y sudor ,frío y calor ,costaba fabricar. Todo ello para sacar adelante a su familia , pasaban meses y meses ,dependiendo de las obras que hubiera así se vendía algo o nada ,que buenos administradores ,sin oficio ...
Nunca nos faltó de nada y sabíamos valorar el detalle más pequeño ,los tiempos han cambiado y hoy no se aprecian todos esos esfuerzos.
 ¿Alguien se imagina volver atrás y tener que trabajar de esta manera?
Solo por un momento deberíamos volver al pasado y no nos quejaríamos tanto .

La caída de la demanda retiró del oficio a muchos canteros. Uno de ellos, Sigifredo Jiménez,(mi suegro) dedicado muchos años a hacer adoquines y bordillos, se retiró poniendo bar en el pueblo. En las cercanías de la localidad, numerosas canteras abandonadas conservan la huella de canteros humildes con el "taller" aún en pie, un solitario bloque de piedra, desnuda, sobre el que colocaban las piezas que desbastaban y tallaban. Los últimos bordillos, parcialmente desbastados, permanecen abandonados, como testigos mudos del final de aquellos canteros sacrificados, que trabajaban de sol a sol. Hoy, la piedra se sigue extrayendo en Cardeñosa, pero con empresas que han modernizado sus técnicas. Grandes máquinas cortadoras suplen el esforzado trabajo del antiguo cantero; pero los adoquines, tradicional producto de Cardeñosa, sigue saliendo del tenaz golpeteo del puntero y la maza del cantero, como se hacía antes.
El granito de Cardeñosa ha empedrado los suelos de las ciudades de media España. Adoquines y bordillos han salido de las canteras de este pueblo en cantidades ingentes. También se trabajaban lápidas, peldaños de escaleras y pilas, entre otras piezas. Casi doscientos canteros trabajaban la piedra en los años sesenta del pasado siglo, cuando la villa vivía momentos de auge de la actividad. 
Las herramientas: mazas, escafiladores, bujardas, cuñas, porrillos, punteros, uñetas...






Muchos pueblos de la provincia abulense se ven rodeados de grandes piedras granillosas, algunas son de color rojizo o amarillento, y otras son gris-perla con puntos negros y espejuelas, rocas graníticas se llaman. Un buen día, el hombre se subió a ellas y, tras observarlas armado de rudimentarias herramientas, decidió extraerlas, cortarlas y darles forma. Desde entonces hizo de la cantería su oficio y su vida, convirtiendo, sin saberlo, su trabajo artesanal y anónimo en arte, contribuyendo con ello a crear el paisaje arquitectónico de los pueblos y ciudades.
 El trabajo artesanal que históricamente han desarrollado los canteros de Cardeñosa  puede admirarse en la construcción de monumentos y toda clase de edificios y en las canteras que proliferan en estos pueblos.


Los canteros  de Cardeñosa , son casi los únicos artesanos abulenses que trabajan el granito como hace cientos de años, igual que lo hicieron sus antepasados. Ello trae a la memoria del cantero errante los recuerdos de otros tiempos en que se desplazaba a pie de las obras repartidas por toda la geografía española,
Actualmente los canteros de Cardeñosa continúan su actividad artesanal en las canteras abiertas al cielo en las formaciones rocosas que circundan las localidades, aunque el número de trabajadores ha disminuido considerablemente en la actualidad.
Alguno de los últimos encargos fueron con destino a Méjico, y consistieron en los elementos de piedra labrada que forman los pilares sobre los que apoya una caseta de madera, cuyo conjunto forma la construcción popular conocida como «hórreo».

Otros encargos de piedra labrada en forma de bancos, bordillos, jambas, dinteles, cornisas, peldaños o losas, vienen siendo atendidos en la actualidad para la pavimentación de calles o para edificios históricos o casas señoriales.
Y cuando el trabajo escasea, dado lo costoso de la actividad artesanal y la competencia de la producción industrial de las grandes canteras, el cantero descansa con el cuerpo resentido de tanto «picar» mientras recuerda tiempos mejores.
En la actualidad la actividad artesanal ha ido abandonándose y sustituyéndose por fábricas mecanizadas, muchas de ellas creadas por antiguos canteros. Lo que unido al envejecimiento de la población y la falta de aliciente para los jóvenes, ha reducido considerablemente la práctica artesana de este oficio.

Como ejemplo de intervención en la conservación del patrimonio podríamos haber escogido cualquiera en la ciudad de Ávila. Lo mismo nos habría dado, porque lo que ahora interesa es hablar del noble oficio de la cantería, destacando su importancia en la rehabilitación y recuperación de nuestro patrimonio histórico, la cual pasa entonces por el trabajo anónimo y callado de numerosos artesanos.

El oficio de cantero es uno de los más viejos de la historia, sobresaliendo respecto a los demás en la siguiente copla:

«Los canteros son el oro,
los albañiles, la plata,
los sastres y zapateros
la moneda que no pasa».

Reencontrarse con esta profesión en el tiempo es buscar en castillos y murallas, en catedrales e iglesias, en palacios y casas señoriales, y también en las antiguas plazas y calles adoquinadas de la ciudad, en puentes y en numerosos elementos de la arquitectura popular.Hoy, los canteros, enfrentándose a las nuevas técnicas de construcción y a la industrialización que han invadido práctica-mente todos los campos, sólo tienen una salida: la conservación del patrimonio histórico como colaboradores directos de los especialistas en restauración.
Atrás quedó la organización gremial de la cantería, donde cada cuadrilla estaba formada por una decena de hombres dirigidos por un jefe y entre los que había cortadores, labrantes y pinches. Ya no quedan pinches ni aprendices, porque las jóvenes generaciones hace tiempo que huyeron de este duro trabajo, mientras que los labrantes también hacen de cortadores y se ocupan de sus propias herramientas, haciendo incluso trabajos de fragua. En otro tiempo, mediado el siglo XX, al gran número de canteros existentes se sumaban casi todos los labradores, quienes se ocupaban del transporte de la piedra mediante carros tirados por vacas o mulas.
Las canteras son una formación rocosa de donde se extraen las piedras para ser labradas. La explotación se hace a cielo abierto aprovechando el granito que se encuentra a flor de tierra. El frente de cantera es por donde se comienza la extracción, y empieza de fuera adentro y de arriba abajo, formando planos escalonados o terrazas. En el mismo lugar se ha preparado un espacio libre y llano que permita la colocación del bloque de piedra para ser calzado, instalado de una forma estable y dispuesto para ser trabajado con comodidad, además permitirá el almacenaje de las piezas preparadas para su transporte.

La extracción manual de la roca granítica se realiza como antiguamente, mediante la colocación de cuñas de acero que al ser golpeadas con el mallo rompen la piedra en bloques, los cuales serán desbastados con la maza de hierro y el pico o punterola. Posteriormente se inicia el labrado con la martelina, el cincel o puntero, el martillo de dos brocas, el trinchante y la bujarda, dando forma a la piedra con la ayuda de plantillas, baiveles, niveles, plomadas y compases entre otros instrumentos. Para el arrastre de piedras se utilizan rodillos, gatos y otras máquinas auxiliares, mientras que para el transporte vertical se usan cribas y polipastos o aparejos. La única innovación técnica consiste en un compresor y una sierra radial, lo que facilita considerablemente la extracción y el cortado de la piedra.

A fuerza de repicar la roca la salud de los cortadores y labrantes se resiente, agravada por las inclemencias del tiempo. El polvo del granito golpeado mezclado con el aire que se respira provoca silicosis, y muchos han pagado con su vida esta enfermedad. La postura agachada y encogida que suele adoptar el cantero y el gran esfuerzo físico que supone mover piedras produce la desviación de la columna vertebral (citosis). Las esquirlas que saltan suelen dañar los ojos y muchos martillazos que se escapan al aire ocasionan dolorosas llagas en las manos. Por todo ello a los canteros se les llama «los sufridores de la piedra».
TALLISTAS DE LA PIEDRA Y ESCULTORES










4 comentarios:

  1. entre otros sitios, el granito de nuestro pueblo está en Valladolid:

    http://www.eldiadevalladolid.com/noticia.cfm/Local/613655

    saluditos

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  2. Un ancestro mío natural de Cardeñosa y llamado Juan de Garcinuño trabajó como cantero en la construcción allá por el año 1573 del Monasterio del Escorial.

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    1. Muchos canteros trabajaron en toda España y muchas piedras de Cardeñosa están repartidas por distintas provincias muchas gracias por tú comentario, un saludo.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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