miércoles, 31 de agosto de 2011

RELOJ DE CANSECO (CARDEÑOSA)








El reloj Canseco de Cardeñosa, se compró en Abril de 1.886 y que costó 1.144 Pesetas.   Resulta que es un reloj que se alojaba en la iglesia del pueblo y que simplemente estaba "conectado" a las campanas   y daba las horas y las medias. Es decir, nada de agujas en esfera blanca en lo alto de la torre. El sacristán del pueblo se encargaba de darle cuerda a diario. El último que lo utilizó fue el sacristan Don Esteban Mayo, el tío Sacris .

Con motivo del Cuarto Centenario del Descubrimiento de América, Antonio Canseco publicó un pequeño libro glosando la gesta. En este libro, Canseco publicó información comercial sobre sus Relojes, incluyendo un inventario de todos los relojes de torre que había instalado hasta la fecha. Gracias a este inventario, podemos saber que localidades disponían de un Reloj Canseco, desde cuando, y cuanto habían pagado por él. 



EL RELOJERO CANSECO

Antonio Canseco y Escudero había nacido en Rabanal del Camino el día 27 de junio de 1838, aunque algunos apuntes de su biografía lo sitúan erróneamente en el año 18491. Fue hijo de Pedro Canseco y Marías Escudero, ambos de Rabanal. Lo bautizó el 30 de Junio don Vicente Alonso, según consta en su acta de nacimiento2.

(Placa del reloj de Vegas del Condado. Foto: Ignacio Boixo)
Nada se sabe de cómo y donde se formó en el oficio de relojero, pero con veinte años se le sitúa en Madrid y ya para entonces había construido un reloj sin pesas y patentado con el nombre de "sistema Canseco". Sus relojes pronto alcanzaron fama y sus relojerías situadas en la calle Mayor números 55, 57, 59, Plaza del Ángel 10 o Mesón de Paredes 21 de la Capital de España, fueron de gran reputación.
Estaba en posesión del "Privilegio de Invención en España y Francia", que es una especie de patente que le permitía montar el tipo de reloj que él mismo diseñó.
(Reloj de Vegas del Condado . Foto: Ignacio Boixo)
Algunos de sus relojes fueron famosos como "el de los Chinos", citado por el escritor Pérez Galdós o el pintor José Gutiérrez Solana; "Al mediodía me encuentro a los pies de la iglesia de San Sebastián; al lado de una antigua relojería; su escaparate está ocupado por un enorme reloj de "chinos" de madera pintados, con las coletas hasta los pies y las caras y manos amarillas. A la altura de sus cabezas hay un boquete negro y lóbrego con un complicado mecanismo de ruedas, campanas, poleas y cadenas. Cuando las agujas del reloj se van uniendo y acercándose a las doce, hay un ligero estremecimiento en los brazos de los "chinos" y de pronto, al sonar la primera campanada un chirrido de muelles los pone en movimiento y un chino pequeño sale de una caja cuya puerta se cierra de golpe y montándose a caballo en una campana da un fuerte golpe en ella con un martillo muy grande saliendo despedido al voltear la campana y quedando colgado de la trenza, entre un estruendo de hierro que arman los dos chinos gigantes tirando de unas cadenas". De este curioso y espectacular reloj nada se sabe en la actualidad aunque se sospecha que partió ilegalmente para tierras mejicanas.
Canseco nunca fue constructor de relojes, importaba las máquinas de Morbier, en Francia, y las adaptaba a las características del lugar donde iban a ser instalados [N. del E. Este tipo de reloj era también conocido como "Condal"].
Falleció don Antonio Canseco en su domicilio madrileño del Paseo de las Delicias en 1917. La tradición relojera continuó hasta su nieto D. Antonio Canseco Cauz.

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