viernes, 6 de mayo de 2011

 


Cantares al Cristo de San Marcelo 


Para empezar a cantar en este sagrado templo,
a Dios le pido licencia y al Cristo de San Marcelo.
Al Cristo de San Marcelo le tenemos en novena,
le tenemos nueve días para que a los ocho llueva.

Tu que tienes el poder, quita el candado a las nubes,
para que empiece a llover, rompan, rompan esas nubes
Rompan, rompan esas nubes, salgan, salgan esas gotas
que han venido a pedir agua unas personas devotas.

Que es aquello que reluce entre aquellos tomi­llares,
es el Cristo San Marcelo que anda regando los panes.
Por encima de las tres Cruces, resplandecen dos tesoros,
son los Cristos benditos que están puestos en sus tronos.

El Cristo de San Marcelo cuando baja por la era,
todo lo deja enramado de claveles y azucenas.
Me despido de este templo y también del altar mayor,
y de Vos también me despido, Sacratísimo Señor.

Cristo bendito, Rey poderoso,
te adoramos todos gustosos.
Cristo de San Marcelo, saca tu mano derecha
échanos la bendición que nos vamos de la Iglesia.

Cristo bendito de San Marcelo
danos la gracia para ir al cielo.

Cantares a Nuestra Señora del Tránsito



La corona de la Virgen
tiene veinticinco piedras,
cada piedra es una fuente
para regar nuestras tierras.
Con ese manto dorado y blanco,
Virgen Maria, regad los campos.

Por encima del sepulcro
hay una ventana hermosa,
por donde se asoma María
a ver como va la hoja.
Ese manto que tenéis
de color de primavera
es el manto de Maria
para regar nuestras tierras.

Cristos benditos de Cardeñosa
os suplicamos reguéis la hoja.
Con ese manto dorado y blanco,
Virgen Maria, regad los campos.

Que barrida está esta Ermita,
que barrida y que regada,
así nos riegan los Cristos
los trigos y las cebadas.

Virgen del Tránsito hermosa,
tu capilla está en un cerro,
y por eso te acompaña
el Cristo de San Marcelo.

Nos despedimos de este templo
y también de la Eucaristía,
y también nos despedimos
de vos Sacratísima María

Quédate con Dios María
que yo me voy a mi casa,
a decir a mis vecinas
que eres la fuente de gracia.

Fue con fe viva pura y sin mancha
Ave María, llena de gracia.



 

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