La capa es una prenda que ha sido ampliamente utilizada desde tiempos remotos hasta principios de siglo XX. Siempre ha estado entre nosotros, presente en mayor o menor manera. Forma parte de nuestra historia y nosotros de la suya. "La capa durante siglos ha sido una indumentaria de respeto que marcó la tradición del hombre, para asistir a cualquier acto social o religioso de cierta categoría (...)"
La capa se compone de:
Cuello - Esclavina - Embozo - Contraembozo - Broches - Abertura e escusón y Vivo.
Cuello - Esclavina - Embozo - Contraembozo - Broches - Abertura e escusón y Vivo.
Aunque todas las cofradías del pueblo lleven "capa española " hoy voy ha hablar de "la cofradía del Rosario."
Fue fundada en 1.730. Actualmente la componen unos diez cofrades.
Su fiesta es la Virgen del Rosario y Las Candelas (2 de febrero). También participa en las procesiones de Pascua Florida (Resurrección), Viernes Santo y Corpus Cristi.
Símbolos y vestuario: imagen de la Virgen del Rosario, estandarte, vara, capa y medalla.
La capa
La capa, prenda elegante,
si se luce con salero
te hará sentir caballero
por detrás y por delante
Me apunté a una cofradía,
la del Rosario llamada,
siguiendo la tradición
de gente muy allegada,
porque mi padre y mi abuelo
Fue hace ya bastante tiempo
aquel momento y estancia,
pero el cofrade recuerdo
quedó mi mente marcada.
Miré lo que era preciso
para poder dar la talla
y acudir bien predispuesto
a las fiestas programadas:
entusiasmo, devoción,
medalla, sombrero...y capa.
En mi casa había una,
aunque de épocas pasadas
pues por sus años de uso
estaba bastante parda
y su paño, o lo que fuera,
le hacía ser muy pesada,
siendo por tanto molesto
llevarla sobre la espalda.
Razonando me decía
que por tres fechas contadas
aunque la capa sea basta
para esos pocos momentos
esa pañosa bastaba.
Pero mi mujer, tozuda,
de acuerdo en ello no estaba
e insistente proponía
comprarme una nueva capa,
para en Misa y procesiones
lucirla ... como Dios manda.
Y yo, aunque me resistía,
la compra me ilusionaba.
Y una tarde, paseando
por la Plaza de Santa Ana,
en la calle de La Cruz,
vimos abundante gama
de esa prenda señorial
en una tienda adecuada.
Allí nos mostraron varias
y su clase contrastada
con sólo pasar la mano
por el paño, acariciándolas;
el color de un negro intenso,
por dentro de color grana
con unos bonitos broches
para poder ajustarla
si por el tiempo o el frío
es necesario abrocharla.
Nos atendió una señora
por la venta entusiasmada,
probándome alguna de ellas
para ver que efecto daba.
Preguntamos por el precio,
por tener las cosas claras,
tiempo de espera en la compra
y si eran de Salamanca;
ella informó que así era
que en la noble tierra charra,
y en su Béjar industrial
se confecciona esa lana.
Para hacer tales pesquisas,
a eso pensé yo que entraba,
a enterarnos de los costes
y tal vez luego comprarla.
Pero la realidad fue
que al salir quedó cerrada,
con la sonrisa burlona
que mi esposa me lanzaba,
la compra definitiva
de la novedosa capa.
Por Ángel Saez.
Revisado Enero 2007
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